Fiscalidad de los residuos
La importancia de las medidas fiscales.
La Administración puede servirse de incentivos económicos para hacer una gestión más sostenible. Es básico si queremos fomentar el reciclaje entre los vecinos y de esta manera trasladar los costes ambientales a sus responsables. Los costes dependen del precio del tratamiento final, por eso reciclar o reducir es barato o caro según el coste que nos pongan. Reflejar los verdaderos costes y trasladarlos a sus responsables, consigue que los tratamientos preferibles desde un punto de vista ecológico, sean también los preferidos desde un punto de vista económico.
Un trato fiscal disuasorio de vertederos e incineradoras tiene justificación ambiental y económica. Esto promueve un nivel de recogida selectiva más elevada.
En definitiva, los instrumentos económicos y de fiscalidad ambiental deben formar parte de la política de residuos. Éste es ya el caso en los países con una gestión de residuos más avanzada, pero en España por el momento su uso no ha pasado de experiencias muy puntuales, que deberían consolidarse y extenderse.
Tasa de residuos
El hecho de tener una tasa de residuos se basa en dos pilares fundamentales:
1) Generar unos ingresos que puedan cubrir total o parcialmente los costes de gestión de los residuos municipales permitiendo así mejorar las condiciones con las que se presta el servicio.
2) Generar incentivos hacia la prevención y el reciclaje de residuos si dichas tasas son adecuadas.
Para originar incentivo y estimular la reducción y el reciclaje, lo más indicado sería definir unas tasas de residuos vinculadas a la cantidad y al tipo de residuos generados, de forma que pagaran menos aquellos que generaran menos residuos y reciclaran más.
Las tasas de basuras las cobran normalmente los municipios, aunque en algunas ocasiones lo hacen otros entes locales supramunicipales con competencias transferidas en materia de residuos. La cuota y el resto de aspectos definitorios de la tasa se definen en la correspondiente Ordenanza Fiscal.
La cuota puede consistir en una cantidad fja, en la cantidad resultante de aplicar una tarifa, o bien en la combinación de ambas.
Prácticamente siempre las tasas entran en vigor a inicios de año y tienen
vigor durante todo el ejercicio.
Para originar incentivo y estimular la reducción y el reciclaje, lo más indicado sería definir unas tasas de residuos vinculadas a la cantidad y al tipo de residuos generados, de forma que pagaran menos aquellos que generaran menos residuos y reciclaran más. Para ello sería necesario conocer de forma individualizada la generación de residuos de cada hogar y comercio.
A diferencia de otros servicios como el suministro de agua, teléfono, gas o electricidad, en el caso de los residuos habitualmente no se dispone de un contador que de forma sencilla indique la cantidad generada. Justamente la creación de un contador es lo que persiguen los sistemas de Pago por Generación
Si no se opta por un sistema de pago por generación, las opciones de introducir incentivos económicos que favorezcan las buenas prácticas ambientales quedan limitadas al uso de bonifcaciones. En el caso de las tasas de basuras domiciliarias las posibilidades principales son bonificar el compostaje casero y el uso frecuente de los puntos limpios.